
«A los diecisiete años, todos los jóvenes de Hydra pasan por el ritual del mar, pero solo unos pocos, en su mayoría mujeres, se transforman en sirénidos y descubren su don: la videncia, la memoria, la compasión... El día en que Kira descubrió su don comenzó con un mal sueño... Sin embargo, ni siquiera eso le hizo presagiar el cambio que daría su vida: de la aldea de pescadores, a la corte, a las intrigas de palacio, a las luchas de poder entre las hermandades, la guerra con Decia... Y en medio de todo, Kira, el arma definitiva, la Reina de Cristal, en conflicto entre el amor y la traición a su pueblo».
Es una historia de fantasía, pero esconde muchas cosas más. Para empezar, la relación de Kira con el agua, no como la causa de sus dones mágicos, sino como un personaje más de estos libros. También tenemos asuntos políticos, pues estamos dentro de una guerra, asuntos filosóficos y, sobre todo, el sacrificio, todo lo que una persona tiene que sacrificar para descubrirse a sí misma, para (esto es interpretación mía) madurar, entregarse a la vida adulta. Pronto aparece en escena otro de los personajes fundamentales en esta historia, Edan, el hermano del rey de Decia, que se ha convertido en un rehén de Hydra para poder mantener una tregua, y que a pesar de ser un rehén, se las ingenia para darle más de un quebradero de cabeza a Kira.
La historia está narrada por Kira, en primera persona, alternando el pasado con el presente. Esto se debe a que lo que estás leyendo no es más que el diario interior de la protagonista, y de esa forma te sientes más cerca de ella, de la historia y de sus pensamientos. Es una técnica narrativa algo extraña, pero que sin duda funciona.
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