viernes, 6 de julio de 2018

Antihéroes

A veces compro libros sin control y se quedan en la estantería durante meses hasta que saco tiempo para leerlos. Este en concreto lo compré por su impresionante campaña de promoción, una narración transmedia interactiva que provocó que un amigo y yo buscásemos una buena idea para un trabajo de la universidad con tal de incluirla.
Pero eso es una larga historia de la que no voy a hablar. Por ahora.

Antihéroes es una novela juvenil de fantasía urbana escrita por Iria G. Parente y Selene M. Pascual, y publicada por Nocturna en marzo de 2018. Las preciosas ilustraciones de la portada y del interior son de Kloe de Saga, y es imposible imaginarse a los personajes con otro rostro que no sea el que ella les ha dado. Se trata de una edición en rústica de unas 520 páginas muy amenas.
La sinopsis nos la cuenta uno de sus personajes:
«Me llamo Yeray Ayala y tengo un secreto. Este libro que tienes entre manos contiene mi historia, la de otros inadaptados y la clave que nos une a todos: tenemos poderes. Sí, lo sé, vas a pensarte que esto es ficción. Todo el mundo hace lo mismo, porque sois unos aburridos que habéis dejado de creer en la magia.
En cuanto descubrí que podía desaparecer y reaparecer donde quisiera, yo también me dije que era imposible. Después, que era especial. Eso hizo que me aprovechase, claro, y usase mi poder para cosas que no son muy legales... Pero no hablemos de eso. Lo importante es que, cuando una organización que se dedica a atrapar a gente como yo me capturó, descubrí que estaba muy lejos de ser un caso aislado.
CIRCE es esa organización. ¿Su objetivo? Reacondicionar a todos los que usamos nuestros poderes de mala manera. Convertirnos en héroes.
Pero ¿quién quiere ser un héroe pudiendo ser un antihéroe?».

Se trata de una narración en primera persona múltiple. Esto es, se va alternando entre los diferentes personajes que aparecen en la historia: Mei, Cristian, Yeray, Alicia y Esther (con alguna sorpresa). Pero no será siempre una narración en primera persona al uso, sino que en ciertos personajes encontraremos unas llamativas formas de narrar. No voy a desvelar de qué se trata, pero cuando lo leáis espero que recordéis mis palabras:
La complejidad de una historia no está regida por su género. Ni tampoco la complejidad en el estilo y en la narración. Una historia no tiene por qué ser triste, oscura y filosófica para ser buena, y que no por escribir géneros como la novela histórica o el ensayo eres mejor escritor que alguien que se dedica a la literatura erótica, romántica o juvenil. Que no existen géneros mayores ni géneros menores, y que no vas a ser un lector menos completo si decides leer Harry Potter en lugar de La Regenta. Que la literatura está ligada al entretenimiento y al gusto, pero que cierto libro no sea de tu agrado no lo convierte en "malo". Simplemente no te gusta. Y punto. A otra cosa.
Hablamos mucho de libertad de expresión y de respeto, pero seguimos muy atrasados en ese tema cuando se trata de Arte.

Volviendo al tema. A través de una fantasía dulce y llena de esperanza captamos lo que queda en el fondo, la alegoría. Es la narración de la aceptación de uno mismo, la visibilización de la diversidad y el deseo de formar parte de un todo. Gracias a Iria y Selene y a sus personajes, nos aprendemos a querer un poquito más, a dejar atrás a nuestros fantasmas y a liberarnos de cargas que no nos pertenecen.
Aprendemos a vivir. Con esperanza. Queriéndonos.

La normalidad es una palabra, sí. Pero es una palabra que nos invisibiliza. Cada persona es maravillosamente distinta a la que tiene al lado.
Queremos formar parte de un todo, pero no queremos que ese todo sea gris, lo que queremos es que brille con colores infinitos.