sábado, 21 de marzo de 2020

Matilda

Normalmente reseño obras de literatura juvenil, pero el mundo académico me ha llevado a leer este libro y lo he disfrutado muchísimo. Puede ser una obra infantil, pero hay mucho más en los libros de Roald Dahl que lo se aprecia siendo un niño.

Publicada por primera vez en 1988, Matilda se ha convertido en uno de los clásicos más importantes de la literatura infantil, y de la literatura en general. Llevada al cine en 1996 con Mara Wilson en el papel de Matilda, la obra de Roald Dahl ha formado parte del imaginario colectivo desde hace varias generaciones, consiguiendo un sitio en la colección "Clásicos" de Alfaguara. Su traducción al español corre a cargo de Pedro Barbadillo (ya en 1989), mientras que las ilustraciones de portada y del interior son las de su publicación original: la conocida mano de Quentin Blake (1988).
Con 244 páginas en la última reedición de Alfaguara (2016), la sinopsis de la obra es la siguiente:
«Matilda es una ávida lectora de solo cinco años. Sensible e inteligente, todos la admiran menos sus mediocres padres, que la consideran una inútil. Además, tiene poderes extraños y maravillosos...
Un día, Matilda decide liberarse y empieza a emplearlos contra la abominable y cruel señorita Trunchbull».

Escrita en tercera persona y con un narrador omnisciente y, en parte, ligeramente editorial, Matilda nos cuenta con mucho humor la historia de esta niña que da nombre al libro, en la que nos encontramos con un montón injusticias y venganzas. No sé hasta qué punto puede considerarse spoiler en una obra tan conocida, así que solo os contaré lo que conocemos al principio del libro, poco más que lo que nos cuenta la sinopsis:
Matilda, a pesar de su inteligencia fuera de lo común y de haber aprendido a leer sin ayuda, es ninguneada y maltratada verbalmente por sus padres, quienes consideran que leer es una pérdida de tiempo y no parece llamarles la atención que, con menos de cinco años, su hija se pase el día leyendo libros enormes. Y ante el maltrato de sus padres, ella reacciona de la única manera que se le ocurre: castigándoles. Se inventa castigos originales con los que ellos puedan pagar lo que le han hecho, pero que no puedan relacionarlos con ella. El nudo de la historia empieza cuando, con cinco años, sus padres se acuerdan de que debería ir al colegio y la inscriben en la Escuela Primaria Crunchem, dirigida por la abominable señorita Trunchbull.

Matilda es una historia que se puede disfrutar a cualquier edad. Sí que es cierto que los personajes responden a los esquemas "muy bueno" y "muy malo" propios de una perspectiva infantil, pero hay otros muchos aspectos que, quizá, se perciban mejor desde una visión más adulta: el humor sarcástico de Dahl, la crítica social personalizada en los Wormwood, la historia que hay detrás de la señorita Honey... Y, a pesar de ello, podemos deleitarnos con un final feliz.

Antes de terminar, me gustaría destacar la influencia que ha tenido Roald Dahl no solo en sus lectores y en el imaginario colectivo, sino también en la literatura posterior: podemos encontrar un poquito, por ejemplo, de los Wormwood en los Dursey.
Y quizá, si miramos un poco más detalladamente nuestros libros, encontremos más personajes inspirados en la obra del gran Roald Dahl.

sábado, 14 de marzo de 2020

La Constelación de los Dragones

Hacía mucho tiempo que no me metía tanto en un libro hasta obsesionarme con el mundo, con los personajes y con la historia. Ha sido un descubrimiento que me ha tenido enganchada de principio a fin tanto por la trama como por la belleza con la que está escrito.

La Constelación de los Dragones es la primera novela publicada de Maribel Abad. Pertenece a lo que yo denomino "fantasía pura": mundos mágicos y seres fantásticos; y además de mantenerme enganchadísima durante 455 páginas, me ha dejado con ganas de más libros ambientados en el mundo de Arcálie. La editorial encargada de hacer que esta maravilla vea la luz es Onyx Editorial, y esa preciosa portada que véis en la imagen es obra de Miss Arilicious.
Publicada en 2019 (me pregunto por qué he tardado tanto tiempo en devorarlo), esta es su sinopsis:
«¿Se puede progresar en la vida cuando uno no sabe quién es? En el mundo mágico de Arcálie no, pues magia e identidad van cogidas de la mano, y el que no encuentra su poder está condenado a la exclusión.
Esto lo descubren Finthan Fideri y sus amigos cuando salen de su bosque por primera vez para entrenar como Ojeadores. Más allá de las murallas de su Títhame natal, se encuentran con la realidad de que la vida en Arcálie es mucho más peligrosa de lo que ellos habían imaginado siempre.
Que el poder de Finthan sea el de caminar hacia lo perdido hace que este se proponga hallar a Gwendelan, la desaparecida Alta Hechicera».

Creo que ya lo he dicho, pero es que me ha FLIPADO a todos los niveles. Prometo ser un poco más seria para intentar explicar por qué.

Para no dar demasiados datos, empezaré diciendo únicamente que, en el mundo mágico de Arcálie, los habitantes están divididos en tres razas: Fáe, Eskei y Arcálenos. Y el poder vinculado a la raza Eskei es el de captar pensamientos. Todo es mucho más complicado, hay mucha más magia y poderes, pero para lo que quiero explicar me vale con esto, porque esto tiene que ver con la narración y la narración de esta historia ha sido lo mejor que me ha pasado en lo que llevamos de 2020.
La historia está narrada en primera persona por un narrador testigo, un narrador testigo que, además, es Eskei. Y la historia está estructurada como una narración de los hechos reales bajo una leyenda. Como esto forma parte del prólogo, no estoy revelando nada importante. Además, os dejo aquí los primeros capítulos.
Lo que significa esta elección del narrador es que la autora ha desarrollado una narración en tercera persona, focalizando los pensamientos del protagonista (y otros), con una explicación convincente porque estos hechos no te los está contando un ente omnisciente, sino un ser real. Y eso, de verdad, me ha encantado.

Por otro lado, la descripción del mundo de Arcálie desde la perspectiva de sus habitantes, de un mundo tan bonito y tan complicado, con tanto lirismo y acierto... me ha introducido sin que me de cuenta en todo este mundo, comprendiendo su funcionamiento muy fácilmente, consiguiendo que me hiciera teorías sobre lo que estaba sucediendo pensando como pensarían los habitantes de Arcálie...
Y hacía mucho, mucho tiempo que no me sucedía esto con un libro.

No quiero contar más porque este libro ha sido una experiencia preciosa y me gustaría que entrarais en él como lo he hecho yo: sin saber qué os vais a encontrar y rindiéndoos a la magnífica prosa de Maribel Abad desde la primera página.