domingo, 14 de agosto de 2016

Donde los árboles cantan

Llevo pensando leer este libro desde que salió y se lo regalé a una amiga, pero no terminaba de decidirme. No es novedad que no soy muy fan de Laura Gallego, lo que acaba siendo una suerte, ya que no voy con ningún horizonte de expectativas.

Donde los árboles cantan es una de las muchas novelas que ha escrito Laura Gallego (en serio, ¿esta mujer hace otra cosa a parte de escribir?) y que publicó SM en el 2011. Como casi todas sus novelas, tuvo mucha repercusión en su momento, lo que hizo que surgiera una edición especial con otra portada mucho más bonita y que, en mi opinión, refleja más el espíritu del libro.

La sinopsis es la siguiente:
«Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas..., y tanto Robian como el  duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso... y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan del Gran Bosque..., el lugar donde los árboles cantan».

Lo más curioso de este libro es que está escrito como una novela de caballerías, aunque quien protagoniza esas aventuras caballerescas es una doncella. Pero no es una inversión de roles, es un llamamiento al feminismo. Cuando has leído novelas de caballerías, encontrándote siempre con la mujer débil e indefensa que, ante cualquier desgracia, se arranca el pelo y destroza sus ropas, historias que dejan a la mujer como un simple elemento más del decorado (cuando no es una carga), te das cuenta de lo importante que es un libro como este. Es una reivindicación, pero no sólo como tal debemos tomarlo.
Por otro lado, podemos acceder a otro de los mundos fantásticos que tiene Laura Gallego en su cabeza, mundos en los que prácticamente nada es imposible, aunque eso no quiere decir que sean fáciles. No puedo contar más porque no quiero destrozar el libro a quien quiera leerlo, pero quiero comentar que ha sido uno de esos libros que me han llegado hondo y me han hecho llorar como una niña.

Ah, y una cosa más: ¿os he contado ya cómo perdí la oreja izquierda?

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