sábado, 4 de abril de 2020

Hasta el fin del mundo

Creo que ya he comentado más veces que no suelo leer romántica, pero hay momentos que, como en estos días inciertos, necesito una lectura fácil, suave y dulce. Que una lectura sea fácil, suave y dulce no hace que sea peor ni una pérdida de tiempo, ni mucho menos. Y es que por muy absurda que fuera la historia, ha conseguido engancharme y hacerme olvidar el mundo durante unos días. Algo que, últimamente, no es nada fácil.

Bajo el pseudónimo de Amy Lab se esconden Ana Alejandro Moreno y María Cereijo Arnáez, dos autoras españolas que guardan tras de sí otros dos títulos: Nunca digas nunca (2012) y Pero a tu lado (2013). Hasta el fin del mundo es su última novela, publicada en 2016 por el sello Alfaguara.

Las tres son historias contemporáneas cargadas de suspense, amor y clichés: un misterio que resolver y un chico extraño que se va metiendo en la vida y el corazón de la protagonista. Y no creo que sea la única persona a la que estas historias le dan paz y le sacan unas cuantas carcajadas.
La sinopsis que aparece en la contraportada de este libro es la siguiente:
«Todos escondemos algo..., pero algunos secretos nunca deberían desvelarse...
Perdida. Así es como se siente Mat tras el accidente que ha trastocado su vida. Cuando piensa que ya nada puede ir a peor, sale a la luz un inquietante misterio que rodea a su familia. Para llegar a la verdad y animarse a seguir adelante, necesitará la ayuda de Áxel, un carismático desconocido del que tal vez no deba fiarse.
¿Conseguirá descifrar todos los enigmas del pasado?».

Pero en la solapa interior tenemos otra que nos aclara un poco más qué es lo que está pasando:
«Mat está empezando su primer curso en la universidad cuando ve cómo su vida se derrumba por un trágico accidente. Por si esto fuera poco, la policía descubre algo que la afecta de un modo imprevisible: un vínculo entre su familia y una investigación policial en Suecia de hace casi veinte años.
La irrupción de Áxel, un periodista joven y emprendedor que decide ayudarla a investigar, será un soplo de optimismo y aire fresco.
Aunque, a veces, es peor obtener respuestas que seguir viviendo con las preguntas».

La premisa con la que se inicia la historia es que la vida de Mat ha sido trastocada por un accidente, un accidente que ha acabado con la vida de su padre y mantiene a su madre postrada en la cama de un hospital, en coma. Esto no es spoiler porque el libro empieza, literalmente, con el entierro del padre. Y desde ese día, Mat empieza a ver a un chico en todas partes: en el cementerio, en el hospital...; un periodista interesado en contar la historia del trágico accidente.
Obviamente, la historia empieza a complicarse para entrelazar las vidas de estos dos personajes, y esta complicación surge cuando la policía aparece en casa de Mat por una coincidencia del ADN de su padre con una investigación policial en Suecia: Áxel, el periodista inquieto, necesita saber qué se esconde detrás de esa investigación; Mat, la hija llena de preguntas, necesita encontrar las respuestas que su padre ya no le dará y su madre no está en condiciones de responder.

Como ya he dicho, la historia, narrada en tercera persona desde la perspectiva de Mat, está cargada de tropos comunes y clichés. Las situaciones son predecibles, los personajes algo planos y las conversaciones artificiales. Quizá no sea el mejor libro que he leído, lo sé, pero no podía soltarlo. He devorado sus 322 páginas en dos días y eso no es algo que consiga cualquier libro. No llegué a él con demasiadas expectativas, tan sólo quería olvidarme un rato del mundo, pero gané algo más que eso: los clásicos no es mi novia, es mi hermana y sólo hay una cama. Tropos que me hacen estallar en carcajadas por lo predecibles que son.

Sí, a excepción de un par de cosas, sabía perfectamente todo lo que iba a suceder, cómo iba a hacerlo y qué es lo que acabaría pasando. Pero a veces esas historias son necesarias para abandonar el mundo, para reírnos un rato y para sentirnos en paz durante unas horas. No todo van a ser personajes complejos, historias enrevesadas y nudos complicadísimos, hay tiempo para todo. 

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