domingo, 27 de marzo de 2016

La música del silencio

Hacía mucho que no me sentía tan identificada con un personaje, y menos con uno que se podría considerar clínicamente loco.

La música del silencio es una novela corta escrita por Patrick Rothfuss, autor de la inacabada Crónica del Asesino de Reyes (El nombre del viento y El temor de un hombre sabio). El título original es The Slow Regard of Silent Things, que se podría traducir al español como «La pausada contemplación de las cosas silenciosas», un título que me parece más adecuado para esta historia. Se publica en español bajo el sello Plaza Janés, de la editorial Penguin Random House en el 2014, traducida por Gemma Rovira y con ilustraciones de Marc Simonetti.
La historia gira alrededor de un personaje muy particular que conocemos a partir de las narraciones de Kvothe, el personaje de Auri, una chica que vive bajo la Universidad y a la que Kvothe (como muchos lectores e, incluso, su propio autor) coge mucho cariño.
 
Incluso la portada es preciosa
La sinopsis del libro es la siguiente:
«La Universidad, el bastión de conocimiento, atrae a las mentes más brillantes, que acuden para aprender los misterios de ciencias como la artificería y la alquimia. Sin embargo, bajo esos edificios y sus concurridas aulas existe un mundo en penumbra, cuya existencia solo unos pocos conocen.
En ese laberinto de túneles antiguos, de salas y habitaciones abandonadas, de escaleras serpenteantes y pasillos semiderruidos, vive Auri. Tiempo atrás fue alumna de la Universidad. Ahora cuida de la Subrealidad, para ella un lugar acogedor, maravilloso, en el que podría pasarse la eternidad mirando. Ha aprendido que hay otros misterios que no conviene remover; es mejor dejarlos en paz y a salvo. Ya no se deja engañar por la lógica en la que tanto confían en lo alto: ella sabe reconocer los sutiles peligros y los nombres olvidados que se ocultan bajo la superficie de las cosas».

Como bien dice el autor, este libro no es para todo el mundo. Es una historia lírica, más parecida a la poesía que a una novela. Carece de diálogos e, incluso, de acción, pero consigue hacerte ver más allá de todas esas cosas, o mejor dicho, bajo la superficie de ellas. Auri es un personaje muy peculiar y, como tal, hace las cosas de forma muy peculiar. Su forma de ser, de actuar, puede resultar extraña para muchos, pero para otros (como yo) es tan comprensible que hasta asusta. Esta forma de ser está impecablemente evocada por el autor a través de oraciones cortas, simples y ligeramente extravagantes, que al principio resultan incomprensibles, pero que poco a poco vas comprendiendo, y de ese modo empiezas a ver el mundo a través de los ojos de Auri.

Sólo lo he leído una vez, pero estoy convencida de que podré ver mucho más allá si lo leo una segunda, y una tercera, y que todas estas relecturas merecerán la pena. Lo he dicho alguna vez, pero no me importa repetirlo: Rothfuss es un genio de la escritura, y nunca deja nada al azar.

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